You just can't buy illusions

12 diciembre 2014

"Y ahora es único en el mundo"

"Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante."


Dice el zorro más ilustre de toda la literatura (según mi parecer, no?).
Hace un tiempito venía con la idea de grabarme a ese sabio animal en mi piel, pero por cuestiones externas a mí, no pude. Pero ese no es el punto, el punto es que "El Principito" es un libro que me ha marcado, y la conversación entre el susodicho animal y el principito en cuestión es una de las cosas que más firmes han quedado en mi pensar; lo curioso es que no me había dado cuenta sino hasta hace poco, que una de las cuestiones que más me obsesiona (por llamarlo de algún modo) es el tema del tiempo.
Bah, eso no es sorprendente. Ya viendo mi blog se ve plasmada la importancia que le doy al tiempo en vaaarias entradas. También en mi fetiche con Alicia en el país de las maravillas, sobre todo en el Sombrerero Loco y su pelea con el tiempo. En fin, que el tiempo para mí es lo más valioso y me ha llevado a varios momentos de reflexión no es novedad, lo que si lo es, es que, aún habiendo leído El Principito unas cuantas varias veces, nunca se me había dado por pensar en que quizás fuese el responsable de plantar la semillita de mi atención al tiempo... hasta hoy.
No digo que después de leerlo automáticamente me guiara por todo lo que dijo el zorro literal (eso seria estúpido!), pero oh casualidad, coincide mucho con una filosofía de vida en mi cabecera.

Es el tiempo que pasó con la rosa. Con esa rosa. Con esa y no con otra. Todo lo que hizo con ella y no con nadie más. Todo lo que eligió compartir. Todo por lo optó no hacer. Cada minuto cargado de alguna emoción. Eso la diferencia por sobre las otras. Eso hace que ante sus ojos su rosa sea diferente ante otras que, para el ojo externo, parecen iguales.

No hace falta ser Platón para ver que llego a la conclusión de que lo mismo pasa con la gente.
Ahora, ya he hablado previamente de lo que significa para mi ese tiempo empleado en alguien, esa elección inicial de emplear el tiempo (creería). Lo que me detiene hoy es algo que me dejo fría, ¿qué pasa cuando ese tiempo lo empleamos en alguien solo por emplear tiempo? o mejor dicho, ¿cuando el tiempo es lo único especial en esa persona?

Somos mucha gente. Mucha. Ya en nuestros recorridos cotidianos nos topamos con muchedumbres cuyos individuos no sabemos identificar, ni hablar de las que hay afuera. Para que de toda esa gente, destinar a alguien como "merecedora" de nuestro tiempo, ese alguien tiene que ser mínimamente especial para nosotros... no? (en teoría)
O sea, por qué ir contándole parte de nuestra vida a alguien que nos resulta malicioso? Por qué querer compartir actividades con alguien que nos resulta tedioso? Por qué tocar a alguien que nos repugna?
Tenemos un filtro. Mínimo a veces, pero esta.
El tiempo es lo que hace la diferencia después; hace que esa persona que principio nos parecía "un tanto interesante", "simpática", "diferente" o lo que sea, pase realmente a ser algo más, alguien importante para nosotros (y es ese mismo tiempo el que a veces hace que esa persona importante pase a ser insignificante)

Pero me entristece pensar en que a veces llegamos al punto de ignorar ese filtro.
¿Por qué?

Por qué pudiendo elegir, me encuentro habiendo pasado muchas situaciones significativas con alguien a lo que no me une nada importante?
Dejé que el tiempo fuera lo único que pasara entre nosotros.
El tiempo tendría que ser el potenciador, no el lazo.
El tiempo distingue, realza, inmortaliza. Pero de algo que se supone que tiene que estar.

Y me niego a creer y aceptar que es porque tenia mucho tiempo en mis manos pero nadie con quien usarlo. Me rebalsaba el tiempo, las ganas de usarlo, las ideas del cómo, pero no con quién.
¿Mendigué tiempo?

No.

Siempre hay alguien, siempre hay algo.

¿Lo malgasté?
No. El tiempo es precioso. Y los momentos vividos fueron ricos, hasta el día de hoy me llenan.
Solo no me preocupe con quien construir esos momentos. Por eso me quedan momentos, pero la gente se va.

Estoy de un lado muy puntilloso de la linea, no siempre fue el caso (por suerte hasta creo que es minoritario). Pero hoy quiero terminar con eso.
Quizás con quien elija pasar mi tiempo hoy no este presente mañana, pero al menos quiero que sea consecuencia de nuestras acciones y decisiones, y no por una falta de atención mía, no por gastar tiempo por gastarlo.
Siempre de todos me queda algo, siempre, incluso del que estaba destinado a estar muy poco conmigo. Pero tampoco quiero dejarlo todo a suerte de eso, quiero ser más ambiciosa, porque sé que puedo serlo y de hecho, está bien, está bien que todos queramos invertir el recurso más importante que tenemos del mejor modo posible.

Quiero que haya algo. Algo que me llame. Algo que nos una. Un gesto, un rasgo en común, un acto amable. Algo que resalte al otro por sobre todas las otras personas.

Y a su vez, yo quiero ser digna del tiempo del otro. Que su tiempo en mí no sea dado por dar, que no sea caridad, ni por descarte. Que sea gratificante pasar su tiempo conmigo.

Quiero que, si alguien ha de pasar por mi vida y luego ha de marcharse, no me queden solo los momentos que pareciera que compartimos por azar. Quiero quedarme con algo que era entre nosotros, mas allá del tiempo.


"(...)¿Que significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito

 -Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro- significa "crear vínculos"...

-¿Crear vínculos?

-Efectivamente, verás -dijo el zorro- Tú no eres nada para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tú tampoco tienes necesidad de mí y yo soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tu serás para mi único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo..."


18 julio 2014

"-Ay Agustina como la tenés con ese CD"
"-Cómo no te cansaste ya?"

"-Apoyo mi cabeza en la almohada y se me viene el "tiririn" de esa canción"

"-Agustina, PARÁ con ese CD"

"-Uff, volvimos a lo mismo"

"-Y cómo no te vas saber la letra si hace dos meses que los venís escuchando sin parar?"

"-Tremendo, no te aburrís de escucharlo tantas veces?"

"-Igual que tu hermano vos, cuando se emocionan con algo no paran"

"-Uhh otra vez Agustina, alfojá"

"-No te cansás de las mismas canciones siempre?"

"-Bajá el volumen que te vas a quedar sorda"

"-Me tenés traumada con esa banda"

"-Agustina te estoy hablando. AGUSTINA!"



04 marzo 2014

Let it go.

En la vida no es todo blanco o negro. Es un concepto al cual defiendo. Y aun así, a veces me encuentro con que no lo he podido aplicar.
Las cosas no se separan en perdonables e imperdonables, y no son estas últimas la única razón valedera para dejar ir a alguien. No pasa solamente por perdonar, por dejar pasar, las relaciones son mucho mas complejas que eso.
Puede que no estés bien aún cuando el otro no te haya hecho nada tan malo como para desterrarlo por siempre de tu vida. Porque no todo pasa por el otro y por lo que cada uno pone sobre la mesa, a veces hay cosas que pasan dentro de uno que inevitablemente afectan al otro y al entorno.
Entonces, no hay que esperar a que las cosas estén suficientemente mal como para terminarlas, si uno va detectando que no van bien encaminadas, esta bueno llevarlas a un fin. Por mas de que la duda te consuma, por mas de que te convenza de llevar las cosas hasta lo último, por mas de que te cueste despegarte, por mas de que los recuerdos quieran reemplazar la situación actual... hay muchos factores que te nublan el criterio, pero si no te hace bien, y lo notas, estas en tu derecho a cambiarlo.

Las cosas no tienen que tornarse negras para que las termines. A veces con un gris fuerte es mas que suficiente. Larga las cosas que no te hacen bien, o dejaron de hacerlo. Tampoco te conformes, ni la caretees; uno tiene que ser sincero con lo que le pasa, y fiel a uno mismo.

Y no sientas que necesitas excusas para concentrarte en tu propia felicidad. No esperes a nada para ser feliz.

08 enero 2014

Preguntas cerradas.

Leyendo mi post de principio del año pasado, me encontré con ciertas preguntas que me quiero contestar (que mejor espacio para hacerlo que en mi bienamado blog?):

¿Entraré a la facultad? No a la que te anotaste en principio, te anotaste en otra (ponele) que te vino bastante mejor.
¿Viajaré? Si, tentativamente todos los domingos durante 7 meses a tu ciudad natal, te mudaste a la ciudad de la furia. Ah, y los lunes a la vuelta.
¿Mantendré ciertas relaciones? Las más grosas, si; un par andan en la cuerda floja, pero por otro lado, creaste relaciones nuevas que no hubieses pensado.
¿Avanzaré en mi carrera? Uf, mentalmente un SI enorme. Dedito para arriba.


Efectivamente, las respuestas llegaron. Y generaron unas quichicientas preguntas más. Pero, hoy por hoy, no quisiera ni formularlas, no quisiera concluir en crisis al ver la lista interminable de dudas; que el tiempo me conteste solo, y que así sea.
Y me encontré en mi mente, sentada en su sillón, contándole todo lo que me pasaba. Fuera de mi mente su sillón parece tan lejano (ni hablar de la charla).
Él era música, era sueño, era fiesta, era amor, era tan lindo, 
¿cómo sufrir, cómo no atesorar algo que me hacia sentir así de bien, así de viva, así de feliz?